Defectos de la visión: hipermetropía y miopía
Miopía
El ojo miope ve mal de lejos pero bien de cerca, debido a su exceso de convergencia: cuando el ojo está en reposo (vista lejana), el foco imagen no está en la retina, sino entre ella y el cristalino, por lo que no se forma una imagen nítida del objeto. Por otro lado, el exceso de convergencia hace que el punto próximo esté muy cercano, por lo que los miopes ven muy bien de cerca y a distancias más próximas al ojo normal.
Para corregir el exceso de convergencia se utilizan lentes divergentes. La lente divergente origina una imagen derecha, virtual y más pequeña que el objeto, pero más cercana del cristalino.
Hipermetropía
El ojo hipermétrope no ve con claridad los objetos próximos, mientras que los lejanos, con cierta acomodación, los ve bien. Es el defecto opuesto a la miopía. Ahora, los rayos procedentes de un objeto próximo al ojo se enfocan en un punto situado detrás de la retina.
Este defecto se corrige con lentes convergentes que formen una imagen derecha, virtual y de mayor tamaño, pero más alejada del cristalino para que se forme la imagen real en la retina.
Presbicia
Consiste en la pérdida de flexibilidad de los músculos ciliares de modo que la capacidad de acomodación del cristalino disminuye. Es un defecto que aparece con la edad y se corrige con lentes convergentes.
Radiactividad natural. Desintegración radiactiva
Todos los núcleos atómicos son susceptibles de desintegrarse más o menos lentamente. Los núcleos inestables se desintegran convirtiéndose en otros núcleos que pueden ser a su vez estables o no. Estos núcleos inestables son radiactivos naturales. También se han sintetizado en el laboratorio o en centrales nucleares elementos inestables, llamados radiactivos artificiales.
La radiación que emiten los núcleos inestables son partículas. Existen tres tipos de emisiones radiactivas diferentes:
1º Emisión alfa (α)
Consiste en la emisión por parte del núcleo inestable de una partícula α, es decir, de un núcleo de helio-4. Esta partícula suele ser emitida por núcleos de más de 240 nucleones. Esto se debe a que en los núcleos grandes el número de neutrones es mayor al de protones para compensar la repulsión electrostática creciente debido al número de cargas positivas en el núcleo. Cuando los núcleos son muy grandes llega un momento en el que el exceso de protones es grande, las repulsiones eléctricas entre ellos son tan grandes que ya ni un exceso de neutrones puede compensar y el núcleo simplemente se deshace de dos protones y dos neutrones emitiéndolos en forma de una partícula α.
Según las leyes de Fajans y Soddy, cuando un núcleo emite una partícula α, el nuevo núcleo disminuye en 4 unidades sus nucleones y en 2 unidades sus protones. En general:
La partícula α es relativamente pesada y su carga eléctrica (+2) la hace interaccionar rápidamente con el entorno. Tiene un poder de penetración muy pequeño, siendo detenida por una lámina de cartón o por unos pocos centímetros de aire. Sin embargo, debido a su gran masa es muy ionizante, arrancando electrones a átomos, y puede producir así, por ejemplo, alteraciones químicas en el cuerpo si se ingiere.
2º Emisión beta (β)
Consiste en la emisión por parte del núcleo de una partícula β, que es en realidad un electrón rápido. Se suele producir cuando la relación entre A-Z y Z es demasiado grande, entonces en el núcleo un neutrón se transforma en un protón más un electrón, y esta es la explicación de que el núcleo emita un electrón.
La ley de Fajans y Soddy para la emisión β establece que cuando un núcleo emite una partícula β, se transforma en un núcleo nuevo cuyo número de protones ha aumentado en una unidad y sus nucleones no han variado. En general:
Las partículas β se emiten con velocidades próximas a la luz, su masa es mucho menor que la de las partículas α y, por tanto, su poder de penetración es mucho mayor. Son frenadas por unos metros de aire, una lámina de aluminio o unos centímetros de agua. Debido a su menos masa son mucho menos ionizantes que los rayos α.
3º Emisión gamma (γ)
La radiación β está acompañada generalmente por la emisión γ ya que el núcleo que emite estas partículas queda en un estado excitado de energía. Este vuelve a su nivel o estado fundamental, emitiendo energía en forma de cuantos de radiación γ. Por tanto, una emisión γ no cambia la naturaleza de la especie que la emite.
El poder de penetración de los rayos γ es considerablemente mayor al de las partículas α o β. Atraviesan el cuerpo humano y solo se frenan con planchas de plomo y muros gruesos de hormigón. La radiación γ es muy peligrosa para la vida en general.