El Desarrollo Industrial y sus Innovaciones Tecnológicas
Las innovaciones tecnológicas siguieron siendo un elemento determinante en la evolución del sector industrial. Esta segunda etapa de la industrialización requería unas dotaciones mínimas de capital humano, de educación y de investigación.
El Acero
El hierro forjado (1850) era de inferior calidad al acero. El desgaste que sufrían por el uso las piezas de máquinas y rieles de hierro forjado, lo convertía en un material caro. El problema era fabricar acero barato. El procedimiento ideado por Henry Bessemer (1856) incrementó la producción. El acero barato tuvo enseguida muchas aplicaciones: muelles y puñales, edificios, barcos y ferrocarriles. En Estados Unidos, William Kelly desarrolló una tecnología similar.
En la Europa continental se desarrolló el procedimiento de hogar abierto denominado de Martin-Siemens, con el mismo objetivo de aumentar la producción de acero de calidad. Permitía emplear chatarra de hierro y combustible de baja graduación, era más rentable. Percy Gilchrist y Sidney Thomas, en 1878, consiguieron que los ladrillos refractarios del hogar añadieran piedra caliza, con lo que neutralizaban los efectos perjudiciales del fósforo.
La industria alemana del acero jamás hubiera alcanzado el desarrollo que tuvo de no ser por esta invención. No sólo les permitió a los alemanes reducir notablemente los costes, sino que, además, se las arreglaron para convertir la escoria fosfórica en un provechoso fertilizante. Hubo otras mejoras en otros aspectos de la industria siderúrgica. Se elevó la altura de los altos hornos (hasta 24 metros) y se aumentó su temperatura hasta los 500 grados centígrados.
La Industria Química
Científicos británicos descubrieron el método de contacto catalítico para la obtención de ácido sulfúrico (1875); los alemanes lo perfeccionaron y ello les permitió ser autosuficientes en amoníaco, nitratos y salitre. En el campo de los explosivos, el italiano Ascanio Sobrero descubrió la nitroglicerina. Alfred Nobel descubrió en 1866 que, mezclada con diatomita, la nitroglicerina conservaba todo su poder explosivo.
En el campo de los fertilizantes, se aceleraron los avances a partir de 1820, descubriéndose el guano peruano. El británico Bennet Lawes intentó poner en prácticas las ideas de von Liebig y abrió una fábrica de superfosfatos en la que empleaba fosfatos minerales, pero los alemanes desarrollaron ampliamente este tipo de productos. Los fertilizantes nitrogenados se fabricaron a partir del caliche (un nitrato de sodio natural) extraído de las minas de Chile. El tercer mineral fundamental era el potasio, obtenido de la potasa por la combustión de la madera.
Los ingenieros realizaron un notable esfuerzo para mejorar el método de Leblanc para la producción de sosa. Fue sustituido por torres carbonatadas que utilizaban amoníaco para extraer la sosa de la sal, un procedimiento inventado por el belga Ernest Solvay, cuya empresa se convirtió en una de las importantes del sector químico. También se mejoraron productos farmacéuticos como la aspirina, anestésicos, etc.
La Electricidad
Humphry Davy demostró la posibilidad de utilizarla para la iluminación en 1808. Michael Faraday inventó el motor eléctrico en 1821 y la dínamo en 1831. Su coste era veinte veces mayor que el de la máquina de vapor. El telégrafo fue el resultado de la combinación de distintas invenciones tecnológicas y requirió muchas mejoras posteriores.
Para que el telégrafo llegara a ser verdaderamente funcional, era necesario comprender la física de la transmisión de impulsos eléctricos. Los físicos, y sobre todo William Thomson, hicieron contribuciones fundamentales a la tecnología. El telégrafo tuvo una enorme repercusión en la sociedad del siglo XIX; se usó en el campo militar y en el político, así como en los mercados financieros y comerciales internacionales.
Era necesario concebir un modo eficiente de generarla. El desarrollo de los generadores eléctricos, y en particular, la máquina de Gramme, redujo sustancialmente el coste de la corriente alterna. En 1865, Hermann Sprengel diseñó una bomba especial que solucionó el problema del vacío. Se empezó a sustituir el alumbrado de gas por luz eléctrica. En 1878, Charles F. Brush, de Ohio, inventó una lámpara de corriente continua de alta tensión. En 1900, una bombilla incandescente costaba una quinta parte de su precio veinte años antes y su rendimiento era el doble (Mokyr, 1993: 161).
La Ingeniería de la Producción
Otra de las innovaciones más destacadas del periodo se centró en la extensión del llamado «sistema norteamericano de fabricación»: montar complejos productos a partir de componentes individuales, las piezas intercambiables, producidos en masa. Sólo después de la guerra civil, Estados Unidos fue adoptando gradualmente los métodos de producción en masa, seguido por Europa.
Primero en las armas de fuego, luego en los relojes, bombas, cerrojos, segadoras, máquinas de escribir, máquinas de coser y, finalmente, motores y bicicletas, la tecnología de piezas intercambiables demostró ser superior y sustituyó al artesano de escoplo y lima. Su difusión en Europa se vio demorada por dos factores: su incapacidad de producir artículos de indiscutible alta calidad y la resistencia de la mano de obra.
En el siglo XIX, algunas fábricas adoptaron el sistema de producción en cadena con cintas sin fin; destacaron los grandes mataderos de Chicago y Cincinnati. La planta de montaje de automóviles de Henry Ford combinó el concepto de piezas intercambiables con la producción en cadena.