Propiedades de las Aplicaciones
- Si X1 ⊆ X2 ⊆ A, entonces f(X1) ⊆ f(X2).
- Si X1, X2 ⊆ A, entonces f(X1 ∪ X2) = f(X1) ∪ f(X2).
- Si X1, X2 ⊆ A, entonces f(X1 ∩ X2) ⊆ f(X1) ∩ f(X2).
- Si Y1 ⊆ Y2 ⊆ B, entonces f −1(Y1) ⊆ f −1(Y2).
- Si Y1, Y2 ⊆ B, entonces f −1(Y1 ∪ Y2) = f −1(Y1) ∪ f −1(Y2).
- Si Y1, Y2 ⊆ B, entonces f −1(Y1 ∩ Y2) = f −1(Y1) ∩ f −1(Y2).
Demostraciones
Si b ∈ f(X1) existe x ∈ X1 tal que b = f(x) pero, como también x ∈ X2 pues X1 ⊆ X2, se tiene que b = f(x) ∈ f(X2).
Por 1, como X1, X2 ⊆ X1 ∪ X2, se tiene que f(X1), f(X2) ⊆ f(X1 ∪ X2), luego f(X1) ∪ f(X2) ⊆ f(X1 ∪ X2). Recíprocamente, si b ∈ f(X1 ∪ X2), b = f(x) para algún x ∈ X1 ∪ X2; si x ∈ X1 entonces b ∈ f(X1) y si x ∈ X2 entonces b ∈ f(X2), por lo que b ∈ f(X1) ∪ f(X2).
Si b ∈ f(X1 ∩ X2), existe x ∈ X1 ∩ X2 tal que b = f(x); como x ∈ X1 entonces b ∈ f(X1) y como x ∈ X2 entonces b ∈ f(X2), por lo que b ∈ f(X1) ∩ f(X2), luego f(X1 ∩ X2) ⊆ f(X1) ∩ f(X2).
Si a ∈ f −1(Y1) se tiene que f(a) ∈ Y1; pero, como Y1 ⊆ Y2, también se tiene que f(a) ∈ Y2, luego a ∈ f −1(Y2) y, por tanto, f −1(Y1) ⊆ f −1(Y2).
a ∈ f −1(Y1 ∪ Y2) ⇐⇒ f(a) ∈ Y1 ∪ Y2 ⇐⇒ f(a) ∈ Y1 o f(a) ∈ Y2 ⇐⇒ a ∈ f −1(Y1) o a ∈ f −1(Y2) ⇐⇒ f(a) ∈ f −1(Y1) ∪ f −1(Y2).
a ∈ f −1(Y1 ∩ Y2) ⇐⇒ f(a) ∈ Y1 ∩ Y2 ⇐⇒ f(a) ∈ Y1 y f(a) ∈ Y2 ⇐⇒ a ∈ f −1(Y1) y a ∈ f −1(Y2) ⇐⇒ f(a) ∈ f −1(Y1) ∩ f −1(Y2).
Relaciones entre Conjuntos y Aplicaciones
Si X ⊆ A, entonces X ⊆ f −1(f(X)).
Si x ∈ X se tiene que f(x) ∈ f(X) y, por tanto, x ∈ f −1(f(X)), por lo que X ⊆ f −1(f(X)).
Si Y ⊆ B, entonces f(f −1(Y)) ⊆ Y.
Si b ∈ f(f −1(Y)), existirá x ∈ f −1(Y) tal que b = f(x); pero si x ∈ f −1(Y), b = f(x) ∈ Y; por lo que f(f −1(Y)) ⊆ Y.
Composición de Aplicaciones
Si f y g son inyectivas, entonces g ◦ f es inyectiva.
Si f y g son inyectivas, dados a, a’ ∈ A con a ≠ a’, por ser f inyectiva, se tiene que f(a) ≠ f(a’) y, por ser g inyectiva, g(f(a)) ≠ g(f(a’)); por lo que (g ◦ f)(a) = g(f(a)) ≠ g(f(a’)) = (g ◦ f)(a’) y g ◦ f es inyectiva.
Si f y g son suprayectivas, entonces g ◦ f es suprayectiva.
Si f y g son suprayectivas, para cada elemento c ∈ C, por ser g suprayectiva, existirá b ∈ B tal que c = g(b) y, por ser f suprayectiva, dado este elemento b existirá a ∈ A tal que b = f(a); por lo que (g ◦ f)(a) = g(f(a)) = g(b) = c y, por tanto, g ◦ f es suprayectiva.
Aplicaciones Biyectivas y sus Inversas
Sea f : A → B una aplicación. Si f es una aplicación biyectiva, entonces f −1 ◦ f = IdA y f ◦ f −1 = IdB. Recíprocamente, si existe una aplicación g : B → A tal que g ◦ f = IdA y f ◦ g = IdB, entonces f es biyectiva y g = f −1.
Demostración:
Si f es una aplicación biyectiva y f −1 es su aplicación inversa, para cada b ∈ B se tiene que f −1(b) = a ∈ A ⇐⇒ f(a) = b; por lo que, para cualquier b ∈ B, si a = f −1(b), se tiene que (f ◦ f −1)(b) = f(f −1(b)) = f(a) = b y, por tanto, f ◦ f −1 = IdB. Análogamente, para cada a ∈ A se tiene que (f −1 ◦ f)(a) = f −1(f(a)) = a, por lo que f −1 ◦ f = IdA. Recíprocamente, si existe una aplicación g : B → A tal que g ◦ f = IdA y f ◦ g = IdB, como IdA = g ◦ f es inyectiva, f es inyectiva y, como IdB = f ◦ g es suprayectiva, f es suprayectiva; por lo que f es biyectiva, tendrá inversa y, además, para cada b ∈ B se tiene que si g(b) = a, entonces f(a) = f(g(b)) = (f ◦ g)(b) = IdB(b) = b; por lo que f −1(b) = a = g(b) y g = f −1.
Inversa de la Composición de Aplicaciones Biyectivas
Si f : A → B y g : B → C son aplicaciones biyectivas, entonces (g ◦ f) −1 = f −1 ◦ g −1.
(g ◦ f) ◦ (f −1 ◦ g −1) = ((g ◦ f) ◦ f −1) ◦ g −1 = (g ◦ (f ◦ f −1)) ◦ g −1 = (g ◦ IdB) ◦ g −1 = g ◦ g −1 = IdC, y también (f −1 ◦ g −1) ◦ (g ◦ f) = f −1 ◦ (g −1 ◦ (g ◦ f)) = f −1 ◦ ((g −1 ◦ g) ◦ f) = f −1 ◦ (IdB ◦ f) = f −1 ◦ f = IdA, y, por la proposición 2.25, resulta que (g ◦ f) −1 = f −1 ◦ g −1.
Conjuntos Infinitos
Si A es un subconjunto de B y A es infinito, entonces B es infinito.
Un conjunto es infinito si y solo si existe una aplicación inyectiva de N hacia al conjunto. Supongamos que A es un conjunto infinito, por tanto existe una aplicación f : N → A. Sea ι : A → B la inclusión, que es inyectiva. Entonces, la composición ι ◦ f : N → B es también inyectiva, por lo tanto, B es infinito.
Equivalencias de Conjuntos Infinitos
A es infinito implica Existe una aplicación inyectiva f : A → A que no es suprayectiva.
1) ⇒ 2) Si A es un conjunto infinito, existe un subconjunto propio B de A y una biyección f : A → B. Si iB es la inclusión de B en A, entonces iB es no suprayectiva y, por tanto, iB ◦ f no puede ser suprayectiva y sí es una aplicación inyectiva por ser composición de dos aplicaciones inyectivas.
Existe una aplicación inyectiva f : A → A que no es suprayectiva implica Existe una aplicación suprayectiva g : A → A que no es inyectiva.
2) ⇔ 3) Sea f : A → A es una aplicación inyectiva no suprayectiva. Por el ejercicio 9 del tema 2, existe g : A → A tal que g ◦ f = IdA. Entonces, g es suprayectiva por el ejercicio 5 del tema 2 y no puede ser inyectiva, ya que de serlo sería biyectiva y, por tanto, f = g −1 y f también sería biyectiva. El recíproco se prueba de la misma forma.
A es infinito si y solo si Existe una aplicación inyectiva f : N → A.
2) ⇒ 4) Sea h : A → A inyectiva no suprayectiva. Elegimos a0 ∈ A \ Im(h) y definimos f : N → A mediante la fórmula f(n) = hn(a0) (hn es la composición de h consigo misma n veces y h0 = Id. Es decir: f(0) = a0, f(1) = h(a0), f(2) = h(h(a0)), etc.) Veamos que f, así definida, es inyectiva. Supongamos que f(n) = f(m) con n ≠ m. Podemos suponer, por ejemplo, que n < m. Entonces f(n) = hn(a0) = hm(a0) = f(m). Si n = 0 tenemos que a0 = hm(a0), lo que es contradictorio pues a0 ∉ Im(h). Si n > 0, por ser h inyectiva, se tiene que hn-1(a0) = hm-1(a0). Si n-1 = 0, al igual que antes hemos terminado, si no volvemos a usar que h es inyectiva para tener hn-2(a0) = hm-2(a0). Después de n pasos, al final llegaremos a a0 = hm-n(a0) lo que es contradictorio pues a0 ∉ Im(h).
Conjuntos Finitos y Biyecciones
Todo conjunto finito A está en biyección con un conjunto In para algún n ∈ N.
Supongamos que A no está en biyección con ningún In. Entonces A ≠ ∅ y en consecuencia existe x1 ∈ A. Definimos f1 : I1 → A por f1(0) = x1; esta aplicación es inyectiva y no puede ser suprayectiva, de modo que existirá un x2 ∈ A\Im(f1) y podremos definir f2 : I2 → A tal que f2(0) = f1(0) = x1 y f2(1) = x2 (es decir f2|I1 = f1 y f2(1) = x2). De forma general, si tenemos definida una aplicación fn : In → A inyectiva y tal que la restricción de fn a cada Im con m < n coincide con fm, existirá un xn+1 ∈ A tal que xn+1 ∉ Im(fn), y podemos definir fn+1 : In+1 → A por fn+1(m) = fm(m) si m < n y fn+1(n) = xn+1, obteniendo así una aplicación inyectiva de In+1 en A. Finalmente, la aplicación f : N → A dada por f(n) := fn+1(n), está bien definida y es una aplicación inyectiva, lo que nos lleva, por la proposición anterior, a una contradicción.